
Hay cosas que no cambian, han pasado los años y me encuentro igual que al principio con la misma ilusión con los mismos amigos... Aquellos que llevamos años enganchados a esta afición sabemos que no es fácil, antes era aun peor... Madrid estaba lejísimo y viajar a la Sieger de Alemania era posible sólo para unos priviligiados.
Recuerdo en mi niñez, cuando volvía de Alemania un querido amigo (que Dios lo tenga en su Gloria), era tal el asombro que me causaban sus palabras sobre lo que allí ocurría que me quedaba horas y horas escuchando la retrasmisión en diferido como si de un partido de fútbol se tratara. Era la ilusión de un niño, poder ver con sus ojos a los "galácticos", los "mediáticos", "los Dioses", estudiados a través de unas cuantas revistas y publicaciones... era lo que había. Nada de Internet, nada de consanguinidades automáticas... pero todo eso tenía su encanto, era más artesanal. Las fotografías eran estudiadas al milímetro y lo que veías es lo que era, nada de photoshop... Los perros comían arroz y el mero olor del cocido incitaba a los animales, sabían que pronto llegaría su festín...Las aventuras en coche, las buenas conversaciones, los vuelos en avión, las noches sin dormir. ¡Que recuerdos aquellos que se hacen presentes cada año al aproximarse la fecha !
Era así, así lo viví y así lo vivo, el Pastor Alemán es mucho más que una afición, es un estilo de vida: el hombre, el animal, la genética, la suerte y la competición se unen para dar lo mejor de cada uno, todo el esfuerzo mostrado en la combinación perfecta: Guía, llamador y "Pastor Alemán"
Sólo espero no perder esa ilusión, si la pierdo estoy perdido...